VE LA IMAGEN MÁS GRANDE DE DIOS
- Yoali Velez
- 29 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Queridos hermanos, quiero que sepan que lo que me ha pasado, más bien me ha ayudado a anunciar la buena noticia.
Filipenses 1:12
No importa lo que esté sucediendo en tu vida, lo bueno, lo malo y lo feo, Dios está elaborando un plan. Pablo lo sabía. Él dice en Filipenses 1:12: "Quiero que sepan, mis queridos hermanos y hermanas, que todo lo que me ha sucedido aquí ha ayudado a difundir las Buenas Nuevas" (NLT).
Desde que se hizo cristiano en el camino a Damasco, Pablo había soñado un gran sueño: quería predicar en Roma, el centro del universo en ese momento. Su sueño era predicar el Evangelio en la ciudad más importante del mundo.
Pero Dios tuvo otra idea. En lugar de enviar a Pablo a Roma para predicar cruzadas, Dios lo hizo prisionero real de Nerón, que era César en ese momento. Nero era tan malvado y malo como puedes ser.
Pablo fue encadenado a una guardia real las 24 horas del día durante dos años, y la guardia se cambió cada cuatro horas. Durante dos años en prisión, tuvo 4,380 oportunidades para ser testigo de innumerables guardias. ¿Quién es el verdadero prisionero aquí? ¿Quién tuvo la audiencia cautiva?
Este no era el plan de Pablo, pero fue todo el tiempo de Dios, y produjo dos resultados que sabemos con certeza.
En primer lugar, Filipenses 4 dice que, en dos años, algunos miembros de la familia de Nerón se habían convertido en creyentes debido al testimonio de Pablo en la corte real de Roma.
En segundo lugar, es difícil lograr que un tipo como Pablo deje de moverse. En la prisión, se vio obligado a quedarse quieto y, como resultado, escribió partes del Nuevo Testamento. Me pregunto cuál tuvo un mayor impacto: su predicación en el Coliseo o los libros que escribió que han revelado a Jesús a innumerables personas a lo largo de los años.
Pablo sabía que Dios tenía un plan más grande, y podría estar feliz porque vio lo que Dios estaba haciendo a través de su problema.
Cada vez que tienes un problema que te está empezando a deprimir, debes hacer lo que hizo Pablo: aprender a verlo desde el punto de vista de Dios. Pregunta: “¿Qué está haciendo Dios aquí? ¿Cuál es la imagen más grande? ¿Cuál es la perspectiva más amplia?" Entonces podrás enfrentar el problema con fe.

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