HE OBEDECIDO TODO ESTO
- Yoali Velez
- 9 nov 2019
- 2 Min. de lectura
Un líder de los judíos fue a ver a Jesús y le preguntó: —Tú, que eres un maestro bueno, dime, ¿qué cosa debo hacer para tener vida eterna? Tú conoces bien los mandamientos: No seas infiel en el matrimonio, no mates, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, obedece y cuida a tu padre y a tu madre. El líder le dijo: —¡He obedecido todos esos mandamientos desde que era un niño!
Lucas 18:18,20-21
Si bien la mayoría de nosotros podemos decir que nunca hemos sido culpables de asesinato, adulterio o posiblemente incluso de robo, muy pocos de nosotros podemos decir honestamente que nunca hemos hablado palabras falsas en una conversación y siempre hemos hecho lo que es honorable para nuestros padres. Incluso en la mejor de las vidas, hay cierta cobertura de la verdad o exageración que se desliza en la conversación. Incluso en el mejor de los niños, hay momentos débiles o períodos difíciles en los que hemos hecho menos de lo que podríamos y debemos honrar a nuestros padres. Jesús ayudó al hombre a confrontar el problema real de su vida respondiendo a su pregunta a pesar de que la base de la pregunta sobre la vida eterna puede haber sido falsa. ¡Este hombre, sin embargo, afirmó ser un guardián de la ley de lujo! Dijo que había obedecido todas las leyes desde que era joven. Sin embargo, seguramente no estaba siendo completamente honesto consigo mismo. Sé que no podía decir lo que dijo, y nunca he conocido a una persona que honestamente pueda decir lo mismo. ¿Qué hay de tí? ¿Puedes justificarte en base al cumplimiento de la ley? ¿Estás tratando de ser justo simplemente siendo mejor y obedeciendo más completamente que los demás? En la discusión que siguió, Jesús penetró en el corazón del problema. ¿Qué necesitaría decir Jesús para hablar a tu corazón?
Oración de hoy:
Padre, Dios amoroso y eterno, gracias por tu gracia que me ha perdonado mis pecados. Perdóname por mis momentos de arrogancia justiciera. Humíllame suavemente hasta que pueda ver que mi justicia se basa en el don perfecto de Jesús y no en mi obediencia. Entonces, querido Padre, te pido por el poder de tu Espíritu Santo, que me adaptes más perfectamente a la persona que quieres que sea. En el nombre de Jesús. Amén.

Comments